La Agencia Nacional de Tierras mostró más resultados, en menos tiempo, que gobiernos anteriores.

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Colombia ha sido de los pocos países en los que el Estado no había hecho la tarea democrática con relación al campo y la tierra. Un país que sufrió los golpes de la violencia por el acaparamiento de esta, que cobró la vida de cientos de familias rurales y que le exige al Gobierno Nacional avanzar en la materialización de la reforma agraria para dar cumplimiento al punto uno de los Acuerdos de Paz.

Durante el debate de control político en el Senado de la República, ayer 27 de agosto, la Agencia Nacional de Tierras demostró la importancia de insistir permanentemente en el legítimo derecho del campesino por adquirir un pedazo de tierra.

“La época en que el antiguo Incoder falsificaba títulos para privilegiar latifundistas terminó. Ahora más que nunca se privilegian las aspiraciones de los campesinos que padecieron las duras consecuencias de la guerra, detener un piso donde su familia sienta la seguridad jurídica, de tener la capacidad y los medios productivos para hacer grande este país, es lo que alimenta el sueño y la aspiración colectiva de hacer esta reforma agraria” dijo Harman.

En los últimos seis meses la entidad, bajo el liderazgo del director Felipe Harman, ha adquirido más de 142.000 hectáreas en tan solo dos años del gobierno del presidente Gustavo Petro, mientras que en la era Santos se adquirieron 17.882 hectáreas y en la era Duque cerca de 18.159 hectáreas para campesinos y comunidades étnicas.

Por su parte, la formalización de la tierra alcanzó 1.130.101 de hectáreas formalizadas para que los campesinos del país puedan producir alimentos con la certeza de que la tierra que trabajan es propia.

Según Felipe Harman para este gobierno es clave consolidar una reforma agraria para la construcción de Paz en los territorios más olvidados por el Estado, llegar a rincones donde la entidad jamás había llegado.

Antioquia, Magdalena, Cesar, Sucre, Córdoba, Bolívar, Meta, Huila, La Guajira, Tolima, Cundinamarca, Putumayo, Caquetá y Cauca, hacen parte de los 15 departamentos, donde se han beneficiado comunidades que han sido despojadas y violentadas a lo largo y ancho del país.

Hoy Colombia cuenta con 14 zonas de reserva campesina: dos constituidas en el gobierno de Samper, tres en el gobierno de Pastrana, una en el gobierno de Uribe, una en la era Santos y siete han sido conformadas en el gobierno de Petro, ad-portas de lograr la constitución de la octava.

En los últimos 90 días, la Agencia de Tierras ha avanzado de manera significativa en los procesos encaminados a robustecer la compra y entrega de tierras, enfocados en tres líneas de acción: Corregir, acelerar y cumplirle al campesinado.

“El primer frente ha sido corregir situaciones administrativas, operativas y algunas irregularidades en 23 predios que fueron denunciados”, dijo Harman.

Así mismo, la ANT viene ratificando la transparencia en los procesos que se vienen adelantando con el lanzamiento del nuevo formulario único de compras de la Agencia Nacional de Tierras, donde empresarios y ganaderos pueden ofertan de manera voluntaria y virtual, tierra para la reforma agraria, sin intermediarios.

Ya son 1.283 haciendas ofertadas que corresponden a más de 13.000 hectáreas.

Hasta el momento, se ha realizado la compra de 77.103 hectáreas para grupos étnicos en estos dos últimos años, el cual ha sido la compra más grande en la historia del país para estas comunidades, en las que años anteriores tan solo alcanzaban las 14.000 hectáreas. Además, se constituyeron 153 resguardos indígenas y se entregaron 73 títulos colectivos a comunidades negras.

Los Agencia Nacional de Tierras manifiesta que los casos más emblemáticos en los últimos meses han tenido que ver con la entrega de 87 títulos que corresponden a 1,700 hectáreas en el corregimiento de El Aro, Ituango, donde después de 27 años de la masacre, se reivindica una comunidad que no ha parado de luchar.

Algo similar ocurrió en el Sur del Bolívar, donde después de 24 años se pone fin a otro episodio de violencia, con la entrega de la finca Las Pavas de 1.500 hectáreas a campesinos de la Asociación Buenos Aires del Peñon, donde hoy están sembrando berenjenas, yuca y plátano.

Ahora más que nunca, la ANT, privilegian las aspiraciones de los campesinos que padecieron las duras consecuencias de la guerra, de tener un piso donde le den tranquilidad jurídica a sus familias y se garantice una seguridad alimentaria en el país. 

La reforma agraria avanza con la firme convicción de que hoy se han comprado tierras en un 120% más que el año pasado.